Sumisas Reales - Sara Toledano


 Sinopsis:

 Niña Mala: Sumisa Adiestrada por el Dominante Millonario Sólo soy un juguete para él. Un pasatiempo. Un polvo. El cobro de una deuda. Debería odiarlo. Quiero hacerlo. Intento convencerme de ello. Pero no puedo. Siempre pasa en lo mismo. Siempre termina apareciendo. Siempre se me acelera el pulso. Siempre me muerdo el labio. Le deseo. Le temo. Le odio. Le respeto. Sabía lo que él quería de mí. Estaba dispuesta a dárselo. No era la primera vez que follaba así. Duro y sin compromiso. He sido una niña mala antes. Y ya tengo 21.Pero ahora es distinto. Con él es distinto. Él quería quebrarme. Doblegarme. Pero yo no iba a rendirme con facilidad. No iba a mostrar debilidad. No iba a ser suya tan fácilmente. No sé por cuanto tiempo podré hacerlo. Él es diferente de cualquier otro. No es su traje de millonario. Es su corbata en mis muñecas. No son sus promesas vacías. Son sus dientes en mi cuello. Rey: Romance Prohibido, Erótica y BDSM con el Señor del Crimen Un hombre fuera de serie. Una mujer inocente atrapada en la peor situación. Un señor del crimen sin piedad. Tres personas con máscaras y sombras. Un tremendo desastre, lo sé. Yo era feliz. Bebía alcohol, golpeaba matones. Follaba con modelos. Era un señor del crimen. O eso me creía. Aún tenía que derrotar al que ocupaba el trono. Pero iba a ser Rey. Era cuestión de tiempo. Sin embargo, cometí un error. Amanda era demasiado. La mujer trofeo de mi peor enemigo. Él tenía 52 años. Ella 22. Y yo 36.Podéis suponer a quién deseaba Amanda. Podéis suponer ante quién se mordía el labio. A quién susurró al oído. A quien le desabrochó los vaqueros. Poniéndose mi cinturón de collar. Arrodillándose. ¿Quien era yo para negarle el capricho? Literalmente me metí en su vida. Hasta el fondo. Varias veces. Yo me consideraba duro. Pero esa mocosa no se quedaba atrás. Ahora sólo quedaba destronar al Rey. Debía ser un trabajo fácil. Motivación no me faltaba. Con él fuera de fuego, ella sería mi Reina. Rey: Esclava Virgen y Prometida del Señor del Crimen Nueva York me pertenece. Todo lo que ves es mío .Aunque no conozcas mi nombre. Soy el señor del crimen. El millonario más rico. Rey si el. Rey para los súbditos. Si el para los amigos. Leah vino a mí. Voluntariamente. No tenía porqué ayudarla. Pero lo hice. Lo arreglé todo. Las deudas de juego de su padre. Las facturas del hospital de su madre. Su préstamo de estudiante universitaria. Sólo pedí una cosa a cambio: Leah. Nunca había sentido tanta hambre. Nunca había visto a un ángel antes. Inocente. Pura. Virgen, literalmente. No había otra mujer como ella. Bella como nadie. Por dentro y por fuera. Ni siquiera me tenía miedo. Con 24 años. Pero ahora era mía. Para siempre. Mi juguete. Mi propiedad. Mi esclava. Mi prometida. Mi Reina.

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